Iglesia y Monasterio de Santa Clara de Asís – El primer convento femenino de Ayacucho y un lugar de tradición viva
A solo una cuadra del Arco del Triunfo, entre las calles Jirón Grau y Jirón F. Vivanco, se levanta la Iglesia y Monasterio de Santa Clara de Asís, un lugar sagrado con más de 450 años de historia. Fundado el 16 de mayo de 1568 por el corregidor de Huamanga, Antonio de Oré, y su esposa Luisa Díaz de Rojas, fue el primer convento femenino en Huamanga y el segundo en todo el Perú. Lo notable es que sus cinco hijas ingresaron como monjas a la orden de las clarisas y vivieron el resto de su vida en este claustro.
Arquitectura colonial y majestuoso campanario
La iglesia posee una sola torre, pero es una de las más altas de Ayacucho. Consta de tres niveles: una base cuadrada maciza y dos cuerpos superiores con un total de ocho arcos de medio punto. Toda la estructura está hecha de cal y piedra blanca labrada.
La entrada está flanqueada por una reja de hierro forjado y dos muros bajos, cada uno decorado con figuras de ángeles alados. Tras ellos, una pesada puerta de madera, adornada con clavos en forma de roseta, conduce al interior. Los muros están construidos en cal y piedra cuidadosamente tallada; el techo es de construcción tradicional con madera, maguey, carrizo, enlucido y tejas.
Un interior sagrado lleno de arte e historia
El altar mayor domina el interior, aunque actualmente parte de la zona del presbiterio está cerrada por trabajos de restauración. Frente al altar se encuentran el coro alto y el coro bajo, con delicadas celosías de madera. Sobre el coro se alza una tribuna de estilo morisco. Debajo del coro alto destaca el escudo de los fundadores, un motivo heráldico poco común con un elefante y un grifo.
El púlpito de madera de cedro está decorado con incrustaciones brillantes y relieves de tres santos, entre ellos Santa Clara. En total, la iglesia cuenta con siete altares dorados ricamente ornamentados.
De especial devoción es el retablo barroco del siglo XVII situado a la izquierda de la entrada, que alberga la imagen de Jesús Nazareno, patrón de Huamanga. Según la tradición, esta imagen fue elaborada por ángeles en el lejano Julcamarca (Huancavelica) y llevada a Huamanga por el párroco José Cárdenas de Romaní. Frente a este altar se encuentra un balcón de estilo morisco desde el cual las religiosas oran directamente a Jesús Nazareno.
Fe y tradiciones vivas
La Hermandad de Jesús Nazareno, una cofradía tradicional, desde el 30 de marzo de 1976 tiene la misión de portar al patrón de Huamanga en procesiones. Las monjas del Monasterio de Santa Clara viven hasta hoy en estricta clausura, según los principios de San Francisco de Asís y Santa Clara de Asís, dedicándose a la oración y llevando una vida contemplativa.
Una leyenda especial rodea a la “Mama Perqa” o “Madre de la Pared”: se cuenta que una monja, mientras trabajaba en la cocina, vio aparecer un ojo en la pared ennegrecida por el humo del fogón de leña. Al limpiarlo, surgió una imagen de la Virgen María. Desde entonces, este lugar es considerado sagrado y ha sido acondicionado para su veneración.
Santa Clara de Asís: la vida monástica de cerca
Junto a la iglesia se encuentra el Atrio de Santa Clara, parcialmente abierto al público. Aquí los visitantes pueden conversar con las religiosas, visitar una pequeña exposición o adquirir productos elaborados por ellas mismas: dulces y bocadillos salados, recuerdos y artículos religiosos. El atrio también es sede de reuniones de cofradías, celebraciones religiosas, actividades académicas y ferias gastronómicas.
Información para visitantes
- Ubicación: a 300 m (8 minutos a pie) de la Plaza Mayor de Ayacucho
- Desde el aeropuerto: aprox. 3,6 km (15 minutos en taxi)
- Desde el terminal terrestre: aprox. 4,1 km (18 minutos en taxi)
- Entrada: gratuita (iglesia y atrio)
- Horario: todos los días de 06:00 a 19:00 h (atrio de lunes a sábado)
- Mejor época para visitar: todo el año
- Nota: acceso al atrio durante misas y actividades religiosas; el área del altar mayor está parcialmente cerrada por restauración
Foto de portada: Mincetur