Mito de Huayllahuarmi – Historia de origen de una comunidad andina en Ayacucho
El pequeño Anexo Huayllahuarmi en el distrito de Carmen Salcedo (provincia de Lucanas, Ayacucho) debe su nombre y existencia a un antiguo mito andino. Narra la historia de una familia que, en las fuentes de Achca Puquio y Ñawin Puquio, vivió un trágico encuentro con una misteriosa mujer del agua – una leyenda que los pobladores transmiten hasta hoy.
El encuentro en el manantial
Una familia – padre, madre y su pequeño hijo – viajaba con llamas y mulas por las rutas de intercambio, llevando carne para trocar por cereales. Al caer la tarde descansaron en las fuentes para recoger agua. El niño, curioso, se acercó al Ñawin Puquio, donde una luz cegadora lo envolvió. En ella apareció una mujer blanca de cabellos dorados, que orinaba en el agua. El niño, paralizado por la visión, perdió la vida. Los padres lloraron toda la noche y lamentaron su desgracia junto a la fuente.
Regreso & revelación
Cinco años después la familia volvió, esta vez con su hija. La niña bebió del agua, protegida por las oraciones y ofrendas de sus padres – hojas de coca y chicha de jora a la Pachamama. Esa noche el padre soñó con la misteriosa mujer, quien se disculpó: él no estaba destinado a criar un hijo varón. Pero su hija sería bendecida, y la familia recibiría tierras y ganado en ese lugar.
La fundación de Huayllahuarmi
A la mañana siguiente el manantial brotaba con más fuerza que nunca. El padre lo tomó como señal, y la familia decidió asentarse allí – donde su hijo estaba enterrado y donde el agua prometía futuro. Fueron los primeros pobladores de Huayllahuarmi. Desde aquí los arrieros siguieron recorriendo con llamas, caballos y mulas hacia Negro Mayo, Palla Palla, Chaquipampa, Coracora y el valle del Sondondo, intercambiando carne por cereales andinos y vasijas de cerámica.
Significado del mito
El mito de Huayllahuarmi refleja la profunda relación entre el ser humano, el agua y la Pachamama. Las fuentes eran vistas como lugares sagrados de energía femenina. La mujer rubia representa una huaca, una deidad protectora que a la vez exigía sacrificio y otorgaba bendición. El nombre Huayllahuarmi – “Mujer del Huaylla (pasto ichu florecido)” – lo recuerda hasta hoy.
Patrimonio cultural
Huayllahuarmi fue por largo tiempo un punto de descanso para los arrieros que atravesaban los Andes con ganado y mercancías. Hasta el presente la comunidad conserva la leyenda como parte de su identidad e historia, y quienes visitan la zona de las fuentes escuchan aún el relato de la mujer del agua que marcó el destino de una familia.