
Templo de San Sebastián en Zepita: histórica iglesia parroquial en el altiplano aymara
Panorama general: de templo dominico a parroquia viva
El Templo de San Sebastián de Zepita es una de las iglesias con mayor tradición del sur del Altiplano. Desde el siglo XVI acompaña la historia de las comunidades aymaras en la frontera con Bolivia. Reformado, ampliado y reparado en repetidas ocasiones, el edificio refleja de manera elocuente los cambios entre la época colonial y el presente, y hasta hoy sigue siendo el centro religioso de la población de Zepita.
Historia del Templo de San Sebastián
Orígenes en el siglo XVI
Con la llegada de los dominicos a Zepita en 1567 comienza la historia del templo. Bajo su dirección se levantó, junto con otras iglesias, una primera casa de culto en el pueblo. El visitador Garci Diez de San Miguel elogió tempranamente su tamaño y calidad, señalando que “con la construcción de una capilla no habría necesidad de erigir otra iglesia”, lo que revela la importancia de este primer templo para la región.
Culminación en el siglo XVII
En 1590, el corregidor Gabriel Montalvo firmó contratos con los maestros de obra Giménez, López y Gómez para culminar la construcción de la iglesia. Los trabajos se prolongaron hasta el siglo XVII y le dieron al Templo de San Sebastián su fisonomía colonial básica.
Reconstrucción y ornamentos en el siglo XVIII
Entre 1746 y 1757 la iglesia parroquial de San Sebastián fue, en lo esencial, reconstruida bajo el párroco José de Urbina. En esta etapa el templo recibió:
- cinco nuevos retablos,
- un sagrario de plata repujada,
- diversos ornamentos litúrgicos y piezas de ajuar sacro.
Esta ola de equipamiento otorgó al interior una atmósfera rica, de impronta barroca, característica de muchas iglesias del Altiplano en aquel periodo.

Riesgo estructural y reparaciones en el siglo XIX
Durante la primera visita del obispo de Puno a su diócesis recién creada, el Templo de San Sebastián fue evaluado como en riesgo de colapso. Para salvar el techo aún intacto y la decoración interior, el obispo ordenó utilizar temporalmente una capilla vecina, conocida como la capilla del Justo Juez, mientras el templo principal era renovado con una estructura más sólida.
Entre 1880 y 1890 se realizaron nuevas obras, entre ellas:
- la renovación de la estructura del techo,
- la reconstrucción de los altares de la Exaltación y del Justo Juez,
- la elaboración y restauración de varias imágenes de santos por el maestro Gaspar Asero,
- la reparación del órgano a cargo del maestro Francisco Molina.
Cambios de imagen en el siglo XX
A lo largo del siglo XX, reparaciones y adaptaciones sucesivas modificaron la concepción original del templo. Algunos elementos históricos fueron cubiertos o sustituidos, de modo que el estado actual combina estructuras coloniales con intervenciones más recientes. Aun así, el Templo de San Sebastián se mantuvo como un lugar central de fe para la población de Zepita.
Arquitectura e interior
Aunque las remodelaciones hicieron que no todos los rasgos originales permanezcan visibles, el templo conserva su estructura colonial de base y su orientación. Fachada e interior muestran huellas de distintas etapas constructivas, como capas que narran la historia del lugar: desde el periodo dominico, pasando por fases barrocas de ornamentación, hasta las restauraciones del siglo XIX.
En especial, los altares —entre ellos los de la Exaltación y del Justo Juez— y algunas imágenes seleccionadas de santos dan cuenta de la devoción y del trabajo artístico de siglos pasados. El órgano, reparado en su día por Francisco Molina, es otro elemento que refleja la tradición litúrgica y musical del templo.

Importancia religiosa en la actualidad
Hoy el Templo de San Sebastián es una parroquia activa en la que se atienden las necesidades religiosas de la población de Zepita. Aquí se celebran:
- misas dominicales regulares,
- celebraciones solemnes en fiestas patronales y feriados religiosos,
- sacramentos como bautizos, primera comunión y matrimonios.
Para la comunidad local, el templo no es solo un monumento histórico, sino un lugar vivo donde tradición y presente se encuentran.
Visita al Templo de San Sebastián en Zepita
Cómo llegar desde Juli o Puno
Zepita se ubica al sur de Puno, en la zona fronteriza con Bolivia, y es accesible por la Panamericana y carreteras regionales de conexión.
- Ruta 1 – desde Juli:
- Trayecto: Terminal terrestre zonal sur de Juli – paradero del distrito de Zepita
- Tipo de acceso: terrestre
- Transporte: combi (minibús)
- Estado de la vía: asfaltada
- Distancia y duración: aprox. 56 km, alrededor de 50 minutos
- Ruta 2 – desde Puno:
- Trayecto: Terminal zonal sur de Puno – Terminal zonal de Desaguadero (con parada en Zepita)
- Tipo de acceso: terrestre
- Transporte: combi (minibús)
- Estado de la vía: asfaltada
- Distancia y duración: aprox. 136 km, alrededor de 2 horas
Desde el paradero del distrito de Zepita se llega al templo caminando:
- Trayecto: Paradero del distrito de Zepita – Templo de San Sebastián
- Tipo de acceso: a pie
- Estado de la vía: asfaltada
- Distancia: aprox. 400 metros
- Tiempo a pie: unos 10 minutos
Mejor época y horarios de visita
El Templo de San Sebastián puede visitarse durante todo el año. Por el clima del Altiplano, se recomienda una visita diurna, cuando las temperaturas son más suaves.
- Época recomendada: todo el año
- Horarios habituales: aprox. 08:30 – 16:00
Como iglesia en funcionamiento, la visita debe hacerse con respeto por los actos litúrgicos, especialmente durante misas y festividades.
Actividades para visitantes
Fotografía, fe e investigación
- Fotografía y video: el templo y su entorno ofrecen motivos para fotografía de arquitectura, documental y de viaje.
- Participación religiosa: asistir a misas dominicales o celebraciones especiales para conocer la vida espiritual de la comunidad.
- Estudios e investigación: un lugar interesante para trabajos sobre historia colonial, arquitectura religiosa y el papel de la iglesia en comunidades aymaras.
Consejos para viajeros culturales
Para visitar el Templo de San Sebastián conviene reservar tiempo para un recorrido tranquilo: por fuera, siguiendo las fachadas y la plaza; por dentro, observando altares, imágenes y detalles constructivos que narran sus múltiples etapas. En combinación con el Templo de San Pedro y San Pablo y otras iglesias de la región, Zepita ofrece una mirada profunda a la arquitectura sacra del Altiplano aymara.
Zepita se integra muy bien en una ruta que une el lago Titicaca, los pueblos del Altiplano y la zona fronteriza con Bolivia: un viaje en el que paisaje, historia y fe están estrechamente entrelazados.

