
Islas flotantes de los Uros – Vida sobre totora en el lago Titicaca
Pueblos lacustres milenarios en la Reserva Nacional del Titicaca
A solo unos seis kilómetros de la ciudad de Puno, a unos 3.810 metros de altura, se encuentran las famosas islas flotantes de los Uros. Flotan sobre las tranquilas aguas de la Reserva Nacional del Titicaca y pertenecen hoy al centro poblado Uros Chulluni. Aquí las familias viven literalmente sobre el lago: en islas, casas y embarcaciones construidas íntegramente de totora. Quien entra en este mundo insular siente a cada paso el suave y elástico movimiento del junco bajo sus pies y se sumerge en un modo de vida adaptado desde hace siglos al ritmo del agua.
Origen de un pueblo del lago – «los hombres del agua»
Los Uros son considerados uno de los grupos humanos más antiguos del lago Titicaca. Ya hacia el 3000 antes de Cristo, sus antepasados navegaban las aguas del lago. En un inicio se dedicaban sobre todo a la caza de aves acuáticas y a la pesca. En balsas de totora, que manejaban con gran destreza, se deslizaban entre los cinturones de juncos y conocían cada banco de arena del lago.
Probablemente, los primeros Uros vivían en cuevas y refugios en la orilla, pero pasaban la mayor parte del día en el agua. Muchos cronistas los describieron por eso como «hombres del agua». Una y otra vez, a lo largo de la historia, fueron perseguidos o sometidos: por la alta cultura de Tiwanaku, por los señoríos aymaras de Lupaca y Colla y, finalmente, por el Imperio inca. Para protegerse, se retiraron cada vez más hacia el lago y convirtieron el agua misma en su refugio.
Entre Tiwanaku, señoríos aymaras y el Imperio inca
Como súbditos de la cultura Tiwanaku, los Uros debían realizar trabajos muy pesados. Las crónicas relatan que transportaban enormes bloques de piedra desde la zona del volcán Cayppia sobre balsas de totora hasta la península de Copacabana, desde donde seguían rumbo a la capital Tiwanaku. Más tarde, también los señoríos aymaras Lupaca y Colla obligaron a los Uros a prestar servicios de trabajo forzoso para ampliar sus zonas de poder.
En época inca se reconocieron sus habilidades especiales en el agua. Los Uros fueron encargados de conducir embarcaciones y transportes fluviales y lacustres dentro del Tahuantinsuyo. Al mismo tiempo, permanecieron en los márgenes de las estructuras de poder: los cronistas cuentan que vivían en extrema pobreza en las orillas del lago y pagaban tributos relativamente reducidos, por ejemplo en forma de pescado y productos sencillos.

Idioma, identidad y cambios
La lengua de los Uros ha sido durante mucho tiempo objeto de intensos debates entre lingüistas y etnógrafos. Distintas crónicas mencionan denominaciones como Puquina, Uchumi, Uchumataqu, Uruquilla u Ochozuma. Investigaciones posteriores identificaron varios dialectos:
- Iruito y Coipasa (hoy conocidos como Chipaya) en la zona del río Desaguadero,
- Chipaya, Iruito, Uro-Murato (Chholo),
- el dialecto Ts’imu, documentado en 1929 por Walter Lehmann en la bahía de Puno.
Hoy esta lengua propia está prácticamente extinguida. Los Uros hablan sobre todo aymara y español. La aymarización y la hispanización –impulsadas en los planos político, económico y religioso– hicieron que su idioma originario no se transmitiera a las nuevas generaciones. No obstante, su identidad cultural sigue viva: en el manejo de la totora, en su relación con el lago y en rituales que estructuran la vida cotidiana.
Vida sobre la totora – islas, casas y embarcaciones
Lo particular de los Uros es su capacidad de transformar la totora en casi cualquier forma. Esta planta les sirve como:
- material de construcción para las islas flotantes,
- materia prima para casas, torres y áreas de almacenamiento,
- material para las embarcaciones – balsas finas, muchas veces adornadas con gran detalle,
- alimento – la parte blanca e interna de la totora se consume cruda o cocida,
- planta medicinal – algunas partes se emplean en la medicina tradicional.
Las islas se componen de varias capas de totora que deben renovarse de forma continua, ya que el material se va descomponiendo desde abajo. Varias veces al año se colocan nuevas capas de junco para asegurar la flotabilidad y la estabilidad. El resultado es una plataforma viva que se mueve ligeramente al caminar sobre ella: una sensación que los visitantes no olvidan.

Vida cotidiana entre pesca, caza de aves y turismo
Aunque hoy el turismo es una fuente de ingresos muy importante, muchas familias siguen practicando sus actividades tradicionales:
- pesca y caza de aves acuáticas,
- mantenimiento y renovación de las islas y de las embarcaciones,
- elaboración de artesanía en totora y textiles,
- pequeñas prácticas agrícolas y crianza de animales en la medida en que las islas lo permiten.
Para los visitantes, los Uros abren sus islas y explican cómo se construye una isla, cómo se cosecha la totora y cómo funciona la vida en un entorno en el que el lago es sala de estar, camino y espacio de trabajo al mismo tiempo.
Cómo llegar a las islas flotantes de los Uros
De la Plaza de Armas al puerto de Puno
- Ruta: Plaza Mayor de Puno – Puerto de Puno
- Tipo de acceso: a pie
- Vía: asfaltada
- Distancia/tiempo: aprox. 1,5 km, unos 15 minutos de caminata
En bote hacia las islas de los Uros
- Ruta: Puerto de Puno – islas flotantes de los Uros
- Tipo de acceso: lacustre / fluvial
- Medio de transporte: lancha a motor / bote
- Distancia/tiempo: aprox. 6 km, unos 30 minutos de navegación
Desde el puerto de Puno salen regularmente embarcaciones turísticas hacia las islas. Muchas excursiones combinan la visita a los Uros con otros destinos del lago, como Taquile o Amantaní.
Entrada, horarios de visita y condiciones
- Entrada: visita mediante la presentación de un ticket; el acceso es organizado por la comunidad (tarifas según categoría, por ejemplo adultos, niños, estudiantes).
- Visitas: posibles durante todo el año
- Horarios recomendados: aprox. 06:00–15:00 h, de lunes a domingo
Dado que por la tarde el viento y el oleaje pueden incrementarse, se recomienda realizar la visita por la mañana, cuando además la luz es ideal para la fotografía.
Actividades para visitantes en las islas de los Uros
- Compra de artesanía: textiles, miniaturas de balsas de totora, figuras y otros recuerdos directamente de las familias.
- Fotografía y video: islas, embarcaciones, escenas de la vida cotidiana y el amplio paisaje acuático de la Reserva Nacional del Titicaca.
- Estudios e investigación: las islas son un campo de gran interés para investigaciones etnológicas, lingüísticas y ecológicas.
- Deportes acuáticos: sea kayak – en algunas islas se pueden alquilar kayaks para explorar de cerca los cinturones de totora.
- Observación del paisaje: vistas panorámicas del lago, los juncos y las montañas.
- Avistamiento de aves: más de 60 especies, entre ellas zambullidores, pato puna, pato pana, yanavico, garzas, «siete colores» y otras aves acuáticas del altiplano.
- Experiencias gastronómicas: oportunidad de probar platos típicos de las comunidades lacustres, a menudo con pescado fresco como ingrediente principal.
- Paseos en bote: recorridos en lanchas a motor o en tradicionales balsas de totora alrededor de las islas.
- Visión del día a día: visita a viviendas, islas-escuela y espacios comunales; participación u observación de la renovación de la superficie de la isla o de actividades artesanales.
- Observación de procesos: participación u observación en la elaboración de productos locales, desde trabajos en totora hasta tejidos.
Consejos prácticos y comportamiento respetuoso
- Altitud: 3.810 m – moverse despacio, beber suficiente agua y escuchar al cuerpo.
- Ropa: vestimenta por capas, chaqueta cortaviento, gorro y protección contra el sol son recomendables.
- Protección solar: bloqueador de alto factor, gafas de sol y sombrero son indispensables en el agua abierta.
- Respeto: pedir permiso antes de fotografiar a las personas; tener presente que se visita un poblado habitado, no un parque temático.
- Sostenibilidad: llevarse la basura, comprar productos locales en las propias islas y elegir servicios que beneficien directamente a las comunidades.
Una visita a las islas flotantes de los Uros significa entrar en un mundo donde agua, totora y ser humano forman desde hace siglos una unidad frágil pero sorprendentemente resistente. Entre islas que se mecen, balsas y cantos de aves se hace palpable esa relación especial con el lago Titicaca que sigue definiendo a este pueblo hasta nuestros días.

